19/2/07


· es domingo a la mañana y no hace tanto calor, hay solcito pero tenue y planeo mi propio recorrido de caminata. Paso por la casa en la que algún día quiero vivir, es chiquita y está rodeada de esas flores amarillas que yo ponía en floreros cuando era chica y mi mamá sacaba porque tienen un olor muy feo. En el patio de la casa hay muchos nenes que juegan en unas hamacas hechas con cubiertas de auto. También hay dos perros que me siguen toreando fuerte según mi paso, si los ignoro bajan la marcha, si me apuro torean más fuerte. Cuando los perros me abandonan me meto por el caminito de eucaliptus, se respira otro aire, un aire que dan ganas de guardar. Cuando yo era chica el papá de Carola, llevaba hojas de eucaliptus a casa y las metía en una pava, que hirvieran... por horas, me acuerdo de eso cuando paso por ahí. Ese paseíto es como de 200 metros, luego me meto por lo de Avalos,que vive al lado de la cancha de carreras, del fotochart, ahí ya no tengo que esmerarme en moderar la marcha, Avalos tiene más perros que hijos lo que no es poco decir y por ahí no pasa nadie nunca, así que te sacan corriendo. Frente a su casa de postigos rojos se ven metros y metros de paja vizcachera y no más, alguna otra montañita de cáctus que están en flor. Me acerco a las tunas, la flor amarilla esa es bellísima, elijo un hijito y tironeo despacito, cuidadosa de no llenarme de espinas y no forzar las raíces, me lo llevo cuidadosa. Es lindo el "tunito". Intento imaginarmelo en mi casa nueva. Decido que se va a llamar ·Hetitor· como le decían sus amigos a mi abuelo Héctor. Y entre que retomo la marcha y trato de no pincharme ya casi estoy en la casa de Felisa que era el punto por que quería pasar antes de volver a mi casa. Felisa cocina casero en su casa una variedad de ricuras que vende para afuera, alguno días los que vivimos cerca sentimos en el aire el olorcito a crema pastelera de las facturas que hace. Yo miro para adentro disimuladamente, ella es muy pulcra para cocinar y lo hace en el mismo lugar en que te vende, para que veas el método, la mano, la producción. Cuando paso por ahí la repostera sale afuera y luce un traje de cocinero con gorro y todo, blaquísmo, inmaculado. Marcelino el de al lado la mira, nadie en Burato debe tener de esos delantales, pienso yo, bah.
Y bueno, como al mediodía, el tunito y yo estamos en casa, terminó el paseo.