9/10/12

tren bahía blanca / retiro

se viaja en el interior de una ballena cuyo vientre
va rozando intermitentemente el piso o no
sabemos qué, pero creemos:
·los durmientes,
·pastos duros,
·osamenta de pequeños
animales atropellados en otro viaje.
El vaivén hacia adelante es fraccionado en empujones desganados,
un paseo que revelará callosidades cuando lleguemos,
cuando se le enfríe el cuerpo.
Lo que más luce es su canto cortando el panorama,
esos bufidos animales que no sabemos interpretar,
pero rememoran a la tristeza humana.
En los cartílagos que unen las vértebras
se suscitan charlas y transas que duran lo que el cigarrillo.
La onomatopeya y el ruido de las puertas
generan cierto ritmo, interrumpido por el
vendedor de gaseosas.
De las ventanillas entran silbidos de aire que
la bestia capitaliza para exhalar por el espiráculo.
Por mi parte miro acurrucada el paisaje
con cierta sospecha de que al regreso
mi asiento estará dado vuelta
e iré olvidando, desedificando,
demoliendo la estadía.
Como ese ejercicio de gnosis para recordar el pasado.



3 comentarios:

1600 Producciones dijo...

Excelente!!! Mirar la ventana en soledad y viaje, es un viaje de por si...

Saludos

Jorge Ramiro dijo...

Constantemente hago viajes y por eso disfruto de leer poemas y diferentes escritos relacionados con los viajes. En este momento estaba buscando para comprar Pasajes a Santiago de Chile desde Buenos Aires ya que quiero ir a visitar unos familiares allí

alfonsina dijo...

qué onda Jorgeramiro? No parás de tirarme con chivos!Basta!