Chueco

Cumplió años el pueblo donde me crié y me lo pasé escuchando historias de cuando mi abuelo Chueco era pibe. Me pasaron estas fotos y me contaron de cuando querían armar un partido pero eran tan poquitos en  el pueblo que no daba la cantidad de jugadores. Entonces salían en el sulky por los campos para ver si había  algún otro peón que oficiara de centrojás.

Mi abuelo se llamaba José María Alvarez pero pocos sabían el nombre de pila. Le gustaba mucho el fútbol, era de Estudiantes. Era casi excéntrico ser pincharrata en Ascasubi, a 800 km de La Plata, pero él medio que se había enamorado del equipo la única vez que viajó hasta allá.

Como 70 años después de las fotos que veo, mi abuelo se moría delirando que estaba en otro tiempo. Yo me acuerdo que ya estaba en su cama y me pidió la boina. Era común que me pida la boina, no quería comida, ni atenciones, pero quería tener la boina en la mano, "como quien se está por ir" decía Sarita y lloraba.

El último día que tuvo esos sueños en voz alta se puso a mirar al vacío y muy de repente, empezó a revolear la boina, como festejando. Me acuerdo que nos asustamos porque él ya no tenía fuerza por esa época y sin embargo ahora estaba reclinado, con su cuerpo raquítico, la mirada perdida y el rictus de tremenda felicidad.
Me miró y me dijo "lo metí, somos campeones". Luego se calmó, se recostó, agitado pero sonriente.
Como por la década del 40, mi abuelo había perdido una oportunidad de gol en el equipo de Agrarios, sin esa falla su equipo hubiera salido campeón. Esa historia fue real y me la sé de memoria. Y en ese momento de convalecencia 70 años después, yo creo que mi abuelo con la mente volvió a ese partido y al fin puedo patear bien.