20/8/12

Título de la entrada

llueve fino de modo que cae
un enorme cuerpo frío
y transparente, pero no pesado,
como un voile, una gasa, supongo,
sobre el barrio, el lenguaje, la garita,
en indistinto orden.
El que maneja confunde
conducción con monarquía absoluta
y me tira barro con las ruedas.
La abuela está mal porque hace 3 días
hubiese cumplido años el abuelo
y los claveles para el cementerio se están
echando a perder en una balde de plástico rojo.
Pregunta si entenderá el abuelo
por qué ella no va,
si entenderá que la lluvia, todo eso.
En el taller del barrio Guido levanta la voz
porque los niños confunden
explicación con gotas en las chapas
de la biblioteca tinglado.
Los niños confunden muchas cosas:
lluvia con felicidad
taller literario con voley
estenopeica con magia,
pero no vamos a culparlos.
Si yo fuera niña confundiría las cosas
de modo correcto.
Sin embargo estoy en la post lluvia
con barro hasta el tobillo
cosiendo la sutura de la calle de tierra,
de a saltos cortos sobre terreno sensible,
la atmósfera está limpia, nacen los olores,
el problema es que todo parece claro.


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